El ministro de Economía, Luis Caputo, le bajó línea a todo su equipo para que mantengan perfil bajo respecto a las cuestiones ideológicas de la elección presidencial de los Estados Unidos. «Precisamos los dólares», se sinceró sobre el desembolso que buscan del Fondo Monetario (FMI), organismo donde mandan los estadounidenses. Para el funcionario, «tendremos apoyo de Trump o Kamala». Es ése el mensaje que le trajo de Washington, días atrás, su secretario de Hacienda, Pablo Quirno. Hoy, el ministro y sus equipos buscan dólares de cualquier color político, para posicionarse con mayor fortaleza de cara a las elecciones del año próximo.
La apuesta ambivalente es, a la luz de los hechos, hasta natural. Caputo les dijo a empresarios que frecuentó hace unos días que no precisa un crédito del FMI, sino «un crédito grande». Ese préstamo grande, para el funcionario, debería ser cercano a los 20 mil millones de dólares. Por eso, hace equilibrio entre las posibilidades de los republicanos y demócratas, fuerzas con las que personas de su equipo ya dialogaron en el último periplo a los Estados Unidos. El anhelo, de todos modos, parece una utopía.
En este escenario, el Gobierno de Javier Milei enfrenta una especie de Test de Cooper para llegar con el plan económico sostenido hasta las elecciones legislativas del 2025. Allí, hay un dato clave, sobre el que en Hacienda aún no están seguros. Para que el organismo que comanda Kristalina Georgieva curse un desembolso de fondos para Argentina, Estados Unidos -con Kamala Harris o con Donald Trump- deberán convencer a las potencias europeas, que hoy están en serias dudas luego de aquel millonario crédito que el propio Trump le dio a Mauricio Macri, que esos países terminaron repudiando, meses después.
Naturalmente, si fuera por Milei, la proximidad ideológica lo haría celebrar más un triunfo de Trump, porque el Presidente entiende que eso generaría un impacto global sobre líderes de derecha extrema en el mundo. En ese registro, pone además el Presidente al empresario Elon Musk. Al dueño de Tesla y X lo visitó al menos tres veces en sólo un año, y lo ve muy en línea con su propio modelo. El propio Trump avisó que pondría al empresario en un rol parecido, en un hipotético gobierno suyo, al que tiene aquí Federico Sturzenegger, el de Desregulador de la economía.
Caputo, por su parte, se planta en el escenario, lo ve más práctico y hasta es cuidadoso con la percepción que hay sobre el modelo económico de Trump, al que Milei ve como «parecido a mi». Parece ser, en realidad, lo contrario. Un giro muy fuerte hacia un mundo más proteccionista, opuesto a los intereses de China, y con precios más caros en el comercio internacional, lo que para Argentina sería un problema serio. En la otra esquina, los demócratas darían una visión menos cerrada, siempre en los términos posibles en el país del Norte.
Sillas calientes
Cuando en el año 2018 la francesa Christine Lagarde habilitó, previo aval del Tesoro de los Estados Unidos, el crédito de 54 mil millones de dólares a Macri, fue trabajoso conseguir el ok de los países de Europa y de China, otros pesos pesados en el organismo. Luego de ello, además, fue el trumpismo el que blanqueó que el crédito era un aval geopolítico para sostener gobiernos de derecha en la región.
Dentro del FMI, Estados Unidos tiene la mayor cuota de poder en el Fondo, con un 16,5 por ciento. Le siguen Japón con 6,1%, China con 6%, Holanda y Bélgica con 5,4% cada uno, Alemania con 5,3%, México y España (entre otros) con 4,5%, Indonesia y Singapur con 4,2% cada uno, Francia y Reino Unido con alrededor del 4% cada uno. Esta foto muestra que, hoy, sería muy dificil, con Trump o Harris ganando, que el FMI habilite un desembolso tan grande como el que busca el ministro Luis Caputo.
Es más, en aquel entonces, en el crédito a Macri, fueron Japón y los países europeos quienes aceleraron la razzia interna en el Fondo para barrer a todas las autoridades que le prestaron a Argentina. Ese crédito fue el mayor en la historia de Argentina y del propio Fondo, y es la piedra que viene condicionando gobiernos, incluído el de Milei, que tiene en Hacienda a los mismos funcionarios que, con Macri, tomaron aquel préstamo.
En paralelo, y se lo dijeron en Washington en su última visita, la condición central para dar dinero nuevo es que se corrija el tipo de cambio. Caputo ya avisó que «la idea es sostenernos así hasta agosto del 2025», porque el ministro cree que el dólar no está atrasado y puede aguantar en estos números. El Fondo, que a lo sumo le podría prestar -según los especialistas- unos 7000 millones de dólares máximo, aclaró que tiene que haber, si o sí, una «unificación cambiaria», para que, como pasó con Macri, el Gobierno no se termine gastando el dinero en intervenir el mercado de cambios ante una posible situación de inestabilidad. Para Milei y Caputo, hoy, eso es innegociable: una devaluación generaría un salto inflacionario que rompería el único dato positivo, al menos en lo estadístico, que tiene el plan económico del Gobierno.
El antecedente de un hombre de Trump
Las complejidades de las gestiones económicas con Estados Unidos fueron planteadas, meses atrás, por uno de los hombres clave de Donald Trump en la región. Mauricio Claver Carone fue titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), puesto allí por Trump, y hoy es uno de los que representan sus intereses en el Cono Sur. Tras salir del cargo por sospechas y denuncias de corrupción, habló de la potencialidad de un nuevo crédito.
«La política de ganar tiempo pensando que con Trump va a conseguir más dinero del Fondo es una ilusión, es ilógica y va a llevar al fracaso. Primero, porque no funciona de esa manera. Y segundo, Milei y Trump todavía no tienen relación”, destacó Carone en una entrevista. Y agregó que «(Milei y Trump) tienen un conocimiento y un respeto mutuo, pero no hay una relación de confianza como la que tenía Macri con Trump. Es muy diferente. Y hay otro problema que yo viví con (el expresidente de Brasil, Jair) Bolsonaro. Aunque haya respeto mutuo, es difícil crear la relación porque no se entienden. Porque ni Bolsonaro ni Milei hablan inglés. Así que va a tardar más tiempo aún crear esa confianza y esa relación”.
En la misma línea se expresó, horas atrás, el ex embajador argentino en Washington, Jorge Arguello. «Hay que tener en cuenta que el presidente Milei no lo conoce a Trump. Estuvieron una sola vez en un cruce en un pasillo, en ocasión de la reunión de la Cumbre Conservadora que se llevó adelante hace unos meses en Estados Unidos», destacó Arguello. En una nota con Futurock precisó que «en esa oportunidad, el presidente Milei le expresó al ex presidente Trump su deseo de que sea electo presidente de los Estados Unidos ¿Esto determina la calidad de la relación entre Estados Unidos y la Argentina? La verdad que nada indica eso».
Para Milei, según supo este diario, la versión es otra y la relación entre ambos es fluida. No parece, de todos modos, ser un tema personal: hace unos días, Trump avisó que su política general, en caso de ganar, será proteccionista. Adelantó que impondrá aranceles a las importaciones desde diferentes países. Vale decir que Argentina ya tuvo con Trump un problema por estos temas, cuando para proteger a los «farmers» locales, el entonces presidente frenó las importaciones argentinas de biodiesel y productos agropecuarios.
Por todo esto, no son pocos los que especulan con una relación con un gobierno de Kamala Harris tendría para Argentina un resultado comercial más dinámico y menos conflictivo que con Trump. Al menos eso ven en los pisos principales de Hacienda.
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